16/01/2011 - La apuesta por la red inteligente y el coche eléctrico se topa con la falta de ingenieros

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Dos de las grandes apuestas de las instituciones vascas para apuntalar el tejido industrial de Euskadi en el futuro, el coche eléctrico y las redes eléctricas inteligentes, se están topando a las primeras de cambio con un viejo escollo cada vez que se intenta impulsar un nuevo sector estratégico: las dificultades de las empresas para encontrar el personal cualificado capaz de llevar adelante los proyectos en mente.

En el caso de los dos retos mencionados, el principal problema estriba en la falta de ingenieros especialistas en electrónica de potencia, una disciplina clave en los procesos de transformación y control de la energía eléctrica, y que constituye la base sobre la que se desarrollan muchos de los bienes y servicios que hoy utilizamos y que funcionan gracias a la electricidad. Desde las cocinas de inducción a los molinos de viento y las placas solares, pasando por ascensores, trenes, aire acondicionado o sistemas de climatización.

La electrónica de potencia, en combinación con las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), permite transformar y adaptar la electricidad de forma eficiente y flexible, con la finalidad de controlar el funcionamiento de todo tipo de equipos y aparatos eléctricos. En otras palabras, es lo que permite al ser humano controlar la electricidad.

La principal virtud de la electrónica de potencia es su papel trascendental en el ahorro energético. El uso eficiente de la energía, es decir, consumir estrictamente lo necesario y en el momento preciso, es el reto del futuro. Tanto desde el punto de vista económico por lo que supone de ahorro de costes, como desde una perspectiva ecológica.

Se estima que si para hacer funcionar todos los aparatos y maquinaria que hoy existe en el mundo se utilizase solo la electricidad estrictamente necesaria sin que se 'perdiera' energía por el camino, se ahorraría entre un 15% y un 20% del consumo eléctrico mundial. Es decir, el equivalente al consumo total que se produce en el conjunto de los 27 países de la Unión Europea.

La electrónica de potencia juega un papel fundamental en ese proceso. Se trata de una disciplina que conjuga varias especialidades, principalmente las ingenierías electrónica y eléctrica, pero también la térmica o el electromagnetismo. Y es aquí donde surge el problema.

La elección del estudiante

Hace ya un tiempo que las empresas advierten de que, según qué disciplinas, no les es fácil encontrar ingenieros e investigadores adecuados al perfil buscado. El problema no es tanto la falta de estudios. Al menos en Euskadi, las cuatro universidades existentes (UPV, Mondragón, Universidad de Navarra-Tecnun y Deusto) ofertan una amplia variedad de ingenierías. La cuestión es la especialidad elegida por los estudiantes, por un lado, y la adecuación de la formación a las últimas necesidades de las empresas, por otro.

Ion Etxeberria, responsable del área de Automática y Electrónica de Potencia del centro tecnológico Ikerlan-IK4, de Arrasate, lamenta que «de las universidades de nuestro entorno no salen suficientes ingenieros para cubrir las necesidades de las empresas» y que dentro de los que salen, «son pocos los especializados en materias vinculadas a la electrónica de potencia». Etxeberria llama la atención sobre el hecho de que los estudiantes de ingeniería «se están decantando más por las áreas de organización o diseño industrial», cuando «la demanda de empleo actual se centra más en otras especialidades, como la de mecánica o electrónica».

Ingeteam pide postgrados

Las empresas corroboran esta situación, aunque son un poco más críticas con los centros de formación. Eduardo Giménez, director de marketing corporativo de Ingeteam, empresa vasca especializada en ingeniería eléctrica, subraya cómo para esta compañía es «complicado» encontrar ingenieros especializados en electrónica de potencia. Advierte de que en las asignaturas troncales de la carrera de ingenieros «no hay una presencia significativa de la electrónica de potencia en sus aplicaciones industriales más modernas», y que «cuando los estudiantes finalizan la carrera, se enfrentan al mundo laboral con conocimientos básicos, que no son suficientes para su aplicación en proyectos reales en un periodo corto de tiempo».

Giménez reconoce que «lo habitual en Ingeteam es formar en la propia empresa a estos ingenieros con la práctica real de proyectos». Sí se dan «algunos casos excepcionales» en los que la empresa encuentra profesionales vascos ya especializados, pero porque «están formados en centros extranjeros», aclara.

El representante de Ingeteam apuesta por la realización de postgrados específicos en esta materia, «orientados a las aplicaciones industriales avanzadas que se desarrollan en nuestras empresas, ya que en la actualidad aquí no existen, mientras que en otros centros del mundo sí podemos encontrarlos».

Así las cosas, el sector eléctrico reclama a las universidades una «mayor adaptación de la formación a las necesidades actuales del tejido industrial», y anima a los estudiantes a decantarse por una especialidad u otra «no por el boca a boca», sino después de analizar en profundidad las opciones de colocación de cada una de las ramas.

Euskadi, potencia en el sector

Recuerdan varios profesionales que Euskadi es una potencia europea en el sector eléctrico. Especialmente en el ámbito de la electrónica de potencia. De hecho, en un radio de 50 kilómetros se localiza la mayor concentración de fabricantes de electrónica de potencia de España (Ingeteam, Ormazabal, Arteche, Gamesa...). Se estima que hoy en día el 30% de la energía que se consume procede de la electrónica de potencia, y las expectativas apuntan a que este porcentaje crecerá de forma importante en los próximos años, gracias a nuevos desarrollos, como la proliferación del transporte ferroviario, el coche eléctrico o las redes eléctricas inteligentes, cuya principal virtud será su capacidad de distribuir la electricidad en función de la necesidad detectada por cada usuario.

Pero esa apuesta exige profesionales capacitados para investigar nuevos desarrollos y mejoras que permitan a las empresas mantener su actual fortaleza competitiva. «Sin el suficiente personal cualificado, puede que un sector de gran futuro como la electrónica de potencia no desarrolle todo el potencial que se le presupone en Euskadi», advierte el sector.

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